martes, 16 de febrero de 2010

Top 5: Los mejores momentos de 2009

Si hace unos días colgaba aquí (con su éxito habitual) los 5 peores momentos que he pasado este año viendo una película, creo que toca la hora de disfrutar y quedarnos con los mejores momentos que hemos tenido la oportunidad de ver durante el pasado año. He tenido que hacer una criba, porque si bien no ha sido un gran año, sí que hemos tenido algunos detalles para el recuerdo. Eso sí, uno ha pevalecido por encima de todos: cuando dejaron de aparecer imágenes al final de Terminator Salvation.

5 - Nixon se sabe derrotado. Frost/Nixon ha sido una de mis debilidades de este pasado 2009. Pasó casi inadvertida, y tras el fiasco que supuso Benjamin Button (impensable que no me gustase demasiado esta peli de mi adorado Fincher), más me sorprendió que mi peli favorita de los pasados Oscars estuviese dirigida por mi archienemigo, Ron Howard. No la esperaba demasiado buena, pero conforme la historia avanzaba me enganchaba más y más. ¿Por qué? Sencilla y llanamente porque el enésimo estudio del poder escrito por Peter Morgan era simplemente brillante y nos deconstruía un momento clave en la historia del periodismo y, más particularmente, en la historia estadounidense. La magnética interpretación de Langella, que lleva el personaje hasta límites insospechados, consigue que incluso empaticemos con este Nixon casi carismático, y que sintamos pena por cómo está apabullando a David Frost con sus respuestas. Pero este consigue cortarle en seco: ¿Y el pueblo americano?. Y nos proporciona el que es, bajo mi punto de vista, el plano del año, un detalle conseguido gracias a la magnífica interpretación de un actor y a que Ron Howard no metió la pezuña. La soberbia del rey destronado, la humillación de Goliat al ser vencido por David. Todo ello gracias a un elemento puramente televisivo: el reduccionismo del primer plano. Nixon duda y finalmente responde: les fallé.



4 - Hans Landa aparece de forma leoniana. Con Death Proof Tarantino tocó fondo. Hizo una película mala, insufrible, aburrida, egocéntrica, pretenciosa. Una broma hecha para él y su amiguito, el desastroso Robert Rodríguez, sencillamente insoportable, siendo la peor película del 2007 con absoluta diferencia (aunque también anda por ahí Inland Empire). Con Malditos bastardos no ha vuelto el mejor Tarantino, ese de Reservoir Dogs y Pulp Fiction, si no ese irregular capaz de darnos momentos impagables y otros pesadísimos y aburridos donde se le va la mano con la verborrea. Cinéfila y excesiva, el plagiador con más talento del cine actual nos presenta a su personaje icono de una forma que recuerda a Lee Van Cleef y su espectral aparición en El bueno, el feo y el malo. Desde este momento, Hans Landa (un recital de Christoph Waltz) se adueña de la película, y por ello es su mejor y su peor elemento: es tan bueno que cuando aparece no despegas la mirada, pero es tan bueno que hace que el conjunto (a excepción de Melanie Laurent, qué descubrimiento, y magnífica en el homenaje a Duelo al sol) se resienta cada vez que no aparece, especialmente con esos decepcionantes Bastardos que prometen más de lo que dan.






3 - Joseph Gordon Levitt baila enamorado. 500 days of Summer es una de las películas más disfrutables del año. Su protagonista Joseph Gordon Levitt está enamorado de Zooey Deschanel (como para no...). Zooey Deschanel no está enamorada de nuestro protagonista Joseph Gordon Levitt. Y en torno a ello se construye toda la historia, deparando momentos simplemente antológicos (la hermana del protagonista, Chloe Moretz, que interpretará a Hit Girl en Kick-Ass, es todo un descubrimiento), una relación que no es relación, entre dos personajes de los que te terminas enamorando, conectas con ellos y lo pasas bien cuando ellos lo pasan bien y te jodes cuando ellos están jodidos. Es lo que se llama una película bien construída. Eso sí, para verla hay que tener novi@ o haber estado enamorado alguna vez para entender ese cosquilleo que te entra al pensar en esa persona o la sensación de ir por la calle con la cabeza alta pensando en esa persona y con ganas de gritar "ESTOY ENAMORADO". 500 days of Summer habla de ello como pocas, y actualizando el mito de Cantando bajo la lluvia, pone a su protagonista a cantar y bailar en una mágica coreografía con toque muy cartoon en mitad de la calle mientras va hacia el trabajo para celebrar que por fin ha hecho el amor con ella. Realmente cuando estás enamorado y vas por la calle todo te parece maravilloso, parece que la gente te saluda y no puedes dejar de decirlo. Así es 500 days of Summer.





2 - El fin del sueño de los Wheeler. Si 500 days of Summer es la película más disfrutable del año, Revolutionary Road está en el otro extremo. Una película dura, intensa, terrible como pocas. Si Mendes ya revolucionó el cine dinamitando los cimientos de la sociedad norteamericana más clásica en esa obra maestra llamada American Beauty, aquí lo lleva un punto más allá aumentando la crudeza y el malditismo. Si bien el personaje de Spacey celebraba su mediocridad apartándose de todo y siendo libre de las ataduras, Frank Wheeler decide aceptar la mediocridad por dinero hundiendo así el sueño de su esposa. Cuando todo parecía que iba a mejor, cuando Mendes comienza a darles un respiro a todos los personajes y estos parecen ver la luz al final del túnel, todo sufre un giro de 180º. Como en American Beauty, como en Camino a la Perdición, como en la irregular Jarhead. Un embarazo, y una decisión cobarde por parte de Frank. Y tras unos preparativos realmente macabros (mientras April lleva el agua caliente se me vino inevitablemente a la cabeza el vaso de leche de Sospecha) llega la tragedia. Mendes saca a relucir una sensiblidad brutal y todo toma el tono de un poema desagradable y mortal, una pequeña panorámica de unos pies y un travelling out escalofriante. Y es que, si Revolutionary Road tiene mucho en común con su ópera prima al narrar las desventuras de una supuesta familia modélica, su final es calcado al de su epopeya gangsteril. Tom Hanks/Kate Winslet mira a través del cristal esa felicidad irreal que jamás podrá alcanzar, la paz en el horizonte. Y en el cristal se ve el reflejo de la muerte. Uno su némesis con el desfigurado rostro de Jude Law; la otra, la dura y apabullante realidad.








1 - Una vida en 4 minutos. Que Up es la mejor película del año es para mí un axioma (a pesar de los perros). Es innegable, el punto de madurez que han alcanzado los proyectos de Pixar la hacen a día de hoy ser la auténtica fábrica de sueños, esa que Hollywood cerró cuando empezó a venderse a las compañías de electrónica, televisión, y demás. Hay innumerables calificativos para Up, pero para ser directo, me quedaría con que es mágica. Apenas habían pasado 5 minutos de película y las lágrimas ya salían de mis ojos. Esos primeros cinco minutos contienen más cine que toda la carrera de muchos llamados maestros. La capacidad narrativa, la brillante economía del lenguaje, el portentoso uso de las elipsis... hay grandes momentos en esta cinta de animación, momentos de puro detalle con pequeños gestos, palabras, que la hacen ser la película de dibujos animados que John Ford habría firmado si siguiese vivo (hay detalles extraídos directamente de Las uvas de la ira, un referente poco infantil). Pero esos primeros 5 minutos son toda una lección de maestría cinematográfica. Una película sobre el inconformismo y la valentía, valores cada día más perdidos. Y un mensaje que a mí me hace falta aprender: los sueños, si luchas, se cumplen.



Y algunos que me dejo en el tintero:
- La muerte de Clint Eastwood en Gran Torino
- Los títulos de crédito a ritmo de Dylan de Watchmen
- La aparición del Dr. Manhattan en Watchmen
- El nuevo mundo ante los ojos de Coraline
- Dickens en la India: el niño ciego reconoce al protagonista en Slumdog Millionaire
- Melanie Laurent preparándose para la venganza a son de Bowie en Malditos Bastardos
- Malamadre aparece, como los grandes malvados del cine clásico, en Celda 211
- Januray Jones aparece en barco mientras suena Elenore, de The Turtles, en The Boat that Rocked
- La visita a Mike Tyson y Bradley Cooper con el tigre en Resacón en Las Vegas
- Distrito 9, a secas.
- Bill Murray se levanta como un zombie en Bienvenidos a Zombieland
- Jason Segel (love) y Paul Rudd tocan Tom Sawyer, de Rush, en la algo simplona Te quiero, tío

sábado, 6 de febrero de 2010

Top 5: Los peores momentos de 2009

Llevo un tiempo haciendo mis listas con los mejores del pasado 2009 (sí, ya en febrero de 2010, soy así de guay) y he pensado comezar esta lista de ránkings con los peores momentos del pasado año a nivel cinematográfico, escenas, guiones o momentos que sean simplemente de vergüenza ajena:

- 5: Bye bye, blackbird. Enemigos públicos ha sido la gran decepción del año 2009. Esperaba una película rabiosa, furiosa, con la vida que suele tener el cine del genio Michael Mann. Y como los genios, Michael Mann da o una de cal o una de arena. Y Enemigos Públicos no le salió bien. Fotografía bastante irregular (viniendo de Dante Spinotti, que marcó n antes y un después con Heat), un guión bastante simplón, actuaciones pobres y una dirección sosa impropia de Mann, en la que no entendemos ni la fascinación que despierta Dillinger en el espectador ni la que debería despertar su novia en él como para hacerle perder los papeles. Es irregular, con escenas de alto calibre (la aparición de Melvin Purvis es digna del mejor western) y otras bastante sosas (los tiroteos con menos garra de su dilatada carrera), pero que termina de la forma más horrenda y cursi posible, amén de innecesaria. Tras su muerte, el policía interpretado por Stephen Lang va a ver al personaje de Marion Cotillard y le dice las últimas palabras de Dillinger moribundo. Pasteleo innecesario y que bajan aún más el nivel de la cinta.



- 4: El polvo de Watchmen. La adaptación de la obra magna de Alan Moore llevada a cabo por Zack Snyder ha pasado sin pena ni gloria por las pantallas, pienso yo debido a la poca capacidad del público de enfrentarse a casi 3 horas sin acción. Pienso que, sin estar al nivel de la novela, era una adaptación más que notable, pero que cuenta con algunos momentos de pura sobrada visual, provenientes del gusto por la cámara lenta del bueno de Zack. Este es uno de ellos. Tras entender el por qué de su impotencia, la necesidad de ser un héroe (como una droga, maldita sea), Buho Nocturno lo celebra pegándose un revolcón (por fin) con Espectro de Seda en el suelo de Archie, su nave. El problema viene cuando Snyder quiere darle el toque irónico y utiliza el Hallellujah de Leonard Cohen. Ver el culo de Malin Akerman botando y esta canción de fondo le da a todo un toque excesivamente vergonzoso y kitsch.

- 3: El bizarro polvo alienígena de Avatar. En la epopeya épica y mesiánica (JÁ!) de Cameron todo es poco original. No hay nada que merezca la pena más allá de contemplar unos efectos visuales alucinantes. Y por ello es, junto a Enemigos Públicos, el gran bluff del año. No es sólo porque la historia no sea original, eso cada día importa menos en el cine, si no porque todo es demasiado anuncio de compresas. Los personajes son robots sin alma, y la relación entre Jake Sully y Neitiry llega a parecerse sospechosamente a la de Crepúsculo (somos de dos mundos diferentes, tu eres un chico diferente al resto y no te aceptan en mi mundo mágico de duentes con excesivo parecido a los indios...) y el tratamiento a lo Disney de toda la historia es realmente vergonzante. Esas miradas castas que tienen la misma tensión sexual que Hannah Montana, esas equivocaciones y roces inoportunos con la misma maldad que un concierto de los Jonas Brothers, para terminar en un polvo ridículo y supercoreografiado entre árboles con lucecitas, que parece llevarnos a Pocahontas, a El Rey León ("es la noche del amor...") y, sospechosamente (y de esto creo que fui el único que se sorprendió en todo el cine, porque lo grite en medio de la proyección), tras una elipsis pseudopoética, a Excálibur, la brillante adaptación del mito artúrico de Boorman, porque cuando ambos se levantan están exactamente en la misma postura y en un entorno clavado al mismo en el que el Rey Arturo pilla a Ginebra con Lancelot. Cameron, cursi y plagiador.

- 2: Por quedarme con una, la supuesta tensión sexual de la escena de la lluvia en Terminator Salvation. Esta película deberían ponerla en las escuelas de cine, es perfecta para aprender a hacer cine: nunca lo hagáis como aquí. Fallos de principiante en todos los aspectos, no se salva ni uno, desde los efectos especiales al guión, pasando por una dirección ridícula (¡PRESENTA A LOS PERSONAJES, PEDAZO DE INÚTIL!) que corona este despropósito de 200 millones de dólares. Probablemente, dentro de las expectaciones que podía generar, la mayor burrada de 2009 es para las aventuras del poco carismático John Connor. La escena a la que hago referencia es una que, en los días previos, fue vendida como una magnética pieza erótica. Cuando la ves cuesta no reírse. Nos plantamos con el protagonista, el cachas Sam Worthington, y la guapita de la peli, una tal Moon Bloodgood (vaya nombrecito, de padres hippies seguro), que tienen menos química que Arafat y Sharón, en una escena donde, de repente, y en un mundo postapocalíptico árido (dry as a nun's funny como dicen en Australia) comienza a llover (eso sí, el fuego no se apaga) y ella, sin venir a cuento, mientras el bueno de Sam comprueba los alrededores absorto en su mundo, empieza a ponerse tontorrona y, aún me pregunto por qué, se quita la camiseta y comienza a mirarle de forma lasciva en plan "estoy aquí, maromo, enterita pa ti" mientras el bueno del cyborg pasa de ella de forma bastante graciosa. Y yo me pregunto, como guionista amateur, ¿Por qué ella es la que mantiene una tensión sexual que debería ser entre dos personas? ¿Por qué no es él el que la mira a ella mientras la sorprende de espaldas quitándose la camiseta, en lugar de quedarse absotro mirando chasis de coches reventados? Y más importante, ¿Por qué ella se quita la camiseta y el sujetador en mitad de una lluvia de tres pares de cojones? Al final, obviamente, él termina mirándola, pero con más cara de "anda hija, vístete que vas a pillar una pulmonía" que de albañil en horario laboral.

http://www.youtube.com/watch?v=l6vFM7ExvpE

- 1: Bruno le hace una mamada al fantasma de uno de Milly Vanilly. Bruno es una película mala, hablemos a las claras, apenas contiene un par de puntos graciosos (de hecho, realmente graciosos), pero el resto de la película bordea constantemente el mal gusto y en determinados momentos lo alcanza. Escatología barata, humor zafio a más no poder, puntos que llegan a resultar ofensivos por lo evidentes y estúpidos que son, y que tienen su culmen aquí: en su ansia por ser famoso, Bruno va a ver a un medium y este le da la oportunidad de hablar con uno de Milly Vanilly, antiguo amante del reportero. El resultado, el mayor esperpento y la escena más simplemente vergonzosa que he visto este año. Si Baron Cohen quiere ser escatológico, como inglés que es, debería mirarse unas pocas veces Little Britain, le sacaría mucho más jugo a sus ideas. (Disculpad la calidad... aunque tampoco os perdéis mucho)